DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL COMITÉ, JOSÉ ANGEL GARCÍA-VALDECASAS CON OCASIÓN DE LA ENTREGA DEL GALARDÓN NOTARIOS Y REGISTRADORES 2015 AL EXCMO. SR. DON JOSE ANTONIO ESCARTÍN IPIÉNS.
Cuando hace cuatro años, con gran ilusión, con ilusión de principiantes, concedimos el primer galardón de “notariosyregistradores”, nunca pude imaginar las satisfacciones que nos daría. Pero quizás la mayor satisfacción recibida ha sido la de poder entregar el cuarto galardón, lo que en premios es casi la mayoría de edad, hoy además refrendada por la presencia del Ilmo. Sr. Don Javier Gómez Gálligo, nuestro Director General, a una persona que desde los balbuceos de este proyecto nos ha acompañado todos los años con una fidelidad total y absoluta.
José Antonio ha sido y es y lo seguirá siendo uno más en la web y aunque se pudiera pensar que por ello ha habido corporativismo en la concesión del premio, ha sido todo lo contrario, pues sus merecimientos son tan gigantescos que de no haber estado junto a nosotros seguro que mucho antes se le hubiera concedido. La distancia a veces no nos deja ver la realidad, pero también la cercanía, en ocasiones, es un obstáculo para apreciar los merecimientos. Con José Antonio hemos vivido muchas cosas juntos y estas palabras son más fruto del sentimiento que del razonamiento. La distinción es importante para el que la recibe pero también para el que la otorga y honrándole, como lo hacemos, nos honramos a nosotros mismos.
Si nuestro galardón es un reconocimiento al mérito, a la capacidad intelectual, a la voluntad irreductible, al deseo de concordia entre las instituciones, al espíritu de servicio, nadie mejor que José Antonio encarna esos valores.
Su vida, la vida de José Antonio, es una verdadera anticipación. Para él la auténtica esencia de la vida es la vida misma. Lo vemos al repasar de forma muy breve su biografía.
Nace en 1935, cuando la segunda república española da sus últimos estertores entre dos revoluciones. Biescas, el sitio que le vio nacer, es un pequeño municipio del Pirineo Aragonés que sufrió especialmente las consecuencias de la guerra civil en la batalla de Sabiñánigo, también llamada ofensiva de Biescas, cambiando en varias ocasiones de bando contendiente, lo que incrementó, si ello fuera posible, el sufrimiento de sus habitantes.
La localidad queda prácticamente destruida pero pese a ello, al terminar la guerra, con cuatro años, ya le vemos aprendiendo latín y quien aprende y sabe latín puede aprender cualquier cosa, y también aprende los rudimentos necesarios para poder cursar el bachillerato.
A partir de este momento, ya en Zaragoza, sus estudios se encauzan de forma brillante, siendo premio extraordinario de reválida, cuando la reválida era un compendio de los conocimientos de siete años y el examen se celebraba en la universidad.
Así llega a la facultad de derecho, finalizando sus estudios con el premio nacional Calvo Sotelo al mejor expediente académico de derecho de toda España que le fue entregado en el Consejo de Estado. Ya se va revelando con anticipación lo que sería su vida profesional. Obtiene las oposiciones de notarias en Granada 62/63, siendo su primer destino Alcalá de Los Gazules. Prepara restringidas, cuna de verdaderos juristas, y en Logroño, ya notario de primera, inicia una actividad política a la que le lleva su espíritu de servicio, participando activamente en la fundación del gran partido de la transición que fue Unión de Centro Democrático.
Después se asienta en Madrid, en donde finalizará su trayectoria notarial en el año 2005.
Pero no finaliza su trayectoria de servicio a los demás pues sigue tan activo y tan ilusionado con su trabajo como en los primeros años.
El mundo jurídico de hoy y con él José Antonio, asiste atónito y perplejo a grandes paradojas y chapuzas jurídicas. Leyes innecesarias, no reclamadas por el devenir vital de la sociedad, leyes que entradas en vigor son rápidamente olvidadas, ¿Quién se acuerda hoy de la ley de Economía Sostenible que parecía iba a terminar con todos nuestros males económicos? Leyes para estimular el emprendimiento, olvidando que ese emprendimiento es obra de los empresarios y que estos lo que necesitan es menos leyes y más libertad económica. Leyes que como la concursal han sufrido múltiples modificaciones que la hacen irreconocible incluso para sus primitivos redactores. Hay en concreto una disposición adicional, que ha sufrido la friolera de diez modificaciones. Leyes que se dan para una muy concreta necesidad sin confesar que es para ello y se agotan nada más promulgadas. Leyes que pretenden solucionar el desorden legislativo de nuestro Estado, como la Ley de Unidad de Mercado, y que por una manifiesta falta de lealtad institucional, con recursos al Tribunal Constitucional incluidos, le es sumamente difícil cumplir con sus objetivos. Leyes a las que le falta la estabilidad y firmeza necesaria para sobre ellas fundamentar una verdadera seguridad jurídica olvidando que sin seguridad no hay inversión ni desarrollo posible. Leyes políticas, olvidando que el derecho es derecho aunque con el derecho se pueda hacer política. Leyes irracionales, inaplicables en sí mismas, olvidando su mismo concepto y que por tanto van a causar más males que beneficios a la sociedad.
En fin leyes chapuzas, leyes provisionales, leyes para salir de un apuro o como dice Eslava Galán, para salir del paso. Cuenta este autor, como paradigma de las chapuzas nacionales que puede ser de aplicación en la actualidad a lo que exponemos, que en tiempos de Felipe IV, plena decadencia de los Austrias, un alcaide de un castillo de Jaén solicitó diecisiete alabardas para defensa. El escribano, con pluma chapucera, echó un borrón sobre la palabra “alabardas” lo que provocó que los encargados del almacén, tampoco muy espabilados, mandaran diecisiete “albardas”. A la vista del desastre el alcaide, bastante molesto, llamó de nuevo al escribano y le mandó redactara un nuevo oficio devolviendo quince albardas y explicando que se quedaban con dos, una para el escribano por burro, y otra para él “por fiarme de lo que vuesa merced escribe, sin cotejarlo debidamente”.
Nada de esto se puede decir de la labor de José Antonio, como experto jurista, al frente de las comisiones de las que ha formado parte para mejorar nuestras leyes.
Así, como se destaca en su biografía, fue ponente en cerca de treinta leyes exitosas de la primera legislatura post constitucional. Entre otras la Ley Orgánica del Consejo de Estado, Régimen transitorio de la Imposición Indirecta, ITP y AJD, Procedimientos Tributarios, Ley de Ordenación del Seguro Privado, y en lo que a nosotros nos afecta, por incidir directamente en la esfera civil, fue el principal responsable (ante el grupo parlamentario de UCD) de la Ponencia de la Ley de 13 de mayo de 1981 de modificación del Código Civil en materia de filiación, patria potestad y régimen económico del matrimonio, ley que marcó un antes y un después en las relaciones familiares de los españoles, con aciertos notables que permanecen invariables después de muchos lustros.
También fue el Ponente de la polémica Ley del Divorcio, de 7 de julio de 1981, que casi provoca un primer divorcio político en el seno de la UCD. Por ella se modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio.
Y por último también participa en la trascendental modernización del régimen tutelar que quedó dictaminada en su legislatura y que casi incólume se aprobó en la legislatura siguiente.
Fueron en total 542 artículos del Código Civil los modificados, lo que constituye casi un tercio del cuerpo legal que rige nuestra persona y patrimonio desde su nacimiento hasta su óbito.
Estos son unos brevísimos trazos, no quiero cansarles-su biografía completa se encuentra en la web– que nos ayudan a conocer su trayectoria vital y profesional.
Por ello y como ya apuntamos vemos que su vida ha sido una verdadera anticipación.
Se anticipa a la utilización de la tecnología como medio o instrumento, con el uso de un magnetófono para mejorar su expresión oral.
Se anticipa en disfrutar del conocimiento, siempre con ansias de llegar más lejos como cuando inicia la aventura, junto con Teodora Torres y Álvaro Núñez aquí presentes y copartícipes junto con él, de la primera revista jurídica española totalmente on line, la Revista de Derecho Civil a la que le está acompañando el más rotundo de los éxitos
Se anticipa en el amor a la verdad y a la belleza, aunando en la redacción de los instrumentos públicos la precisión en el lenguaje, la verdad en el concepto y la severidad en la forma, como de forma ciertamente elocuente dice el Reglamento Notarial.
Se anticipa en el amor a la bondad, al altruismo y a la amistad, aquí muy bien representada por Julio y David, sus amigos del alma que siguen disfrutando con sus éxitos.
Se anticipa en terminar con la cultura de lo que Garrigues, ya en los años 50, llamaba “la cultura de donde hay que firmar” explicando de forma concienzuda y sin mirar nunca la hora, lo que en su notaría se firmaba y sin tener en cuenta si se trataba del contrato de una gran empresa o de modesto testamento, procurando que se comprendieran en su integridad.
Se anticipa en la consideración de que las leyes deben iluminar nuestros problemas y no ser un problema en sí mismas como ocurre hoy día.
Se anticipa en la importancia que debe darse al pasado en la confección de las normas jurídicas. Somos herederos de una larga tradición jurídica que nunca debemos despreciar importando novedades ajenas a nuestra especial forma de ser como españoles.
Se anticipa en la consideración del jurista como médico de leyes y buscador de los tesoros que se encierran en las normas para sacarles todo su partido, sobre la base de un profundo conocimiento del derecho adquirido en el estudio y la práctica constante.
Se anticipa en la consideración de que el notariado, como órgano vivo que es, debe estar dirigido por los mejores accediendo a participar en sus juntas directivas y llevando y defendiendo nuestro sistema de seguridad jurídica preventiva en Bruselas y otros foros europeos.
Se anticipa en ver las cosas no sólo a lo alto y a lo ancho sino también en lo profundo como lo prueba la permanencia de las reformas del CC en las que participó activamente.
Se anticipa en su adaptación a los cambios para triunfar. Siempre adelante adecuando su actividad política y jurídica a las necesidades de la sociedad, siendo político de políticos y notario de notarios.
Se anticipa en la superación de inmovilismos y por ello participó activamente en la transición española, uno de los mayores éxitos políticos del siglo XX.
Se anticipa en ampliar nuestras funciones sociales, pero desde nuestras propias competencias y conocimientos, sin necesidad de asumir competencias impropias que nos desnaturalizan y no sabemos a dónde nos llevan.
Se anticipa en transformar su conocimiento en valor para sus compañeros, con múltiples publicaciones, conferencias y trabajos.
Se anticipa en la modernización del derecho patrimonial de la familia innovando con normas protectoras de la mujer mucho antes que se hablara de “género” o de listas cremallera.
Por último quiero dedicar también este galardón, tiene una parte cardinal del mismo, a la mujer más importante que ha formado parte de su vida, mitad del cielo y mitad de su alma: Amparo, que siempre le acompaña, que siempre estuvo junto a él, que supo esperar, que supo renunciar a parte de su vida para que José Antonio se dedicara a los demás y por ello el galardón tiene que ser también para uno de los dones más grandes que le dio la vida, como es el de tener una compañera fiel, que le comprendió en todo momento, que participó de sus ilusiones y que compartió sus esperanzas. En definitiva ella hoy también es y debe ser protagonista.
Muchas gracias José Antonio por la aceptación del premio y te deseo, te deseamos todos, muchos años de fructífera labor en todas tus actividades y en la que compartes con nosotros, y con Teodora y Álvaro, tu revista de Derecho Civil, que aunque autónoma, confío que permanezca siempre ligada a la web notariosyregistradores.
José Ángel García-Valdecasas Butrón
Presidente del Comité de entrega del galardón.