Villancico del Buen Notario

Admin, 22/12/2020

NAVIDAD 2020: “VILLANCICO QUE LLAMAN DEL BUEN NOTARIO”, DE FEDERICO MUELAS

Ignacio García-Noblejas, Notario de Madrid.

 

 

     “Su luz suave no da miedo, Dios enamorado de nosotros, nos atrae con su ternura, naciendo pobre y frágil en medio de nosotros, como uno más. Dejémonos tocar por la ternura que salva”.

                                                                                                                              Papa Francisco

 

   Vísperas de Navidad, tiempo de Adviento el que ahora nos encontramos dentro del ciclo litúrgico que año a año celebramos los cristianos. Tiempo de espera que también lo es de esperanza…

   Un año más volvemos a celebrar y recordar la importancia y validez de lo pequeño, lo débil, lo oculto, lo intrascendente, lo que aparentemente apenas importa o no vale, cuando en realidad es lo más importante, lo que más deberíamos valorar y anhelar. Un humilde, pobre y sencillo Niño se convierte en generador y dador de Vida. En palabra hecha poesía lo recordaremos con José María Pemán cuando en su célebre obra “El Divino Impaciente” nos dice:

                                                   De un huevo nace la garza
                                                   y el árbol de una semilla.

                                                  De un portal y un pesebre
                                                  la redención y la vida.

   ¿Y qué tendrá todo esto que ver en una web con contenido netamente jurídico y que tan buen servicio nos presta a los que día a día nos movemos en el mundo del derecho? Pues aparentemente nada tendría que ver; pero quizás sí tiene –y mucho- que ver: ya dijo nuestra querida santa caminante y andariega, Santa Teresa de Ávila, que “hasta en los pucheros está Dios”. Y en esta ocasión “los pucheros” de los que nos habla nuestra santa están referidos a esta casa hospitalaria, acogedora y abierta que sin duda es esta utilísima web NOTARIOS Y REGISTRADORES, herramienta de uso diario entre los que nos dedicamos a labores jurídicas; en forma de acta notarial y poesía-villancico al mismo tiempo, Dios se hace hombre por puro y desinteresado amor a toda la humanidad, sin excepción ni exclusión alguna.

   El autor de esta poesía lo es Federico Muelas. Veamos para empezar algunas pinceladas sobre este autor, su biografía y su obra. Federico Muelas Pérez de Santa Coloma fue sin duda un personaje polifacético: poeta, periodista, farmacéutico y abogado. Nació en Cuenca en 1910 y antes de la guerra realizó los estudios de farmacia, profesión que llegó a ejercer (en la rebotica de su farmacia tuvo lugar más de una tertulia y velada literaria); previamente había comenzado estudios de medicina, carrera que se vio obligado a abandonar a causa de una ceguera sobrevenida. La ayuda paterna en su carrera de farmacia resultaría fundamental pues era su padre quien con paciencia y perseverancia leía los textos de las asignaturas de farmacia para que el hijo Federico los retuviese en su memoria y poder así presentarse a los distintos exámenes. Alternó estos estudios con los de derecho, llegando también a obtener el título de licenciado en esta carrera.

   Al principio de la década de 1930 entró en contacto con los intelectuales establecidos en Madrid en aquella época (Unamuno, Baroja, Antonio Machado, García Lorca…).

   En los primeros años de la posguerra estudió periodismo, si bien su afición por la lectura y la literatura la tuvo desde su juventud habiendo participado en su Cuenca natal en círculos y tertulias literarias.

   A lo largo de su vida obtuvo diversos premios y galardones literarios; destacaremos el Premio Larragoiti en 1959 galardón que tuvo lugar tras la publicación de su primer libro antológico  “Apenas esto”. En 1961 logró el Premio Nacional de Guiones Cinematográficos; y su obra “Rodando en tu silencio” fue reconocida con el Premio Nacional de Poesía en 1964.

   Fallece el escritor y poeta en Madrid en 1974, descansando sus restos desde entonces en Cuenca, su querida ciudad natal de la que llegó a ser Hijo Predilecto y cronista oficial. Aunque no siempre residiera físicamente allí, llevó toda su vida a la Ciudad Encantada en su alma y en su corazón. Con ocasión de su muerte su paisano, el cantante y también poeta y compositor José Luis Perales le dedicó su “Canción para un poeta” de la que forma parte esta estrofa:

                                    ¿Por qué has hecho sonar hoy las campanas?

                                    ¿Por qué has abandonado las callejas

                                     que te vieron pasar día tras día?

                                    ¿Por qué te has ido, amigo Federico?

                                    ¿Por qué se queda Cuenca sin poeta?

 

   Tras estos apuntes biográficos sobre Federico Muelas, expongamos sin más dilación su poesía que lleva por título “Villancico que llaman del buen notario”, fechada en 1968, y que dice así:

                                      -“Venid notario, dad fe

                                        de un extraño sucedido.

                                        A media noche ha nacido

                                        un sol, sin saber por qué.

 

                                       -¿Un sol a las doce?

                                       -Sí, de repente y sin aurora.

                                        Dicen que llegó la Hora 

                                        y había de ser aquí.

 

                                         -¿Sobre las cumbres?

                                         -No tal, que se acogió en el rondón

                                          de una aldea, en el rincón

                                          más humilde un portal.

 

                                           Buscó estuche en un pesebre

                                           y en él está recostado…

                                           ¡Ved si nunca ha cincelado

                                           joya igual ningún orfebre!

 

                                           ¡Danos fe, notario! Dí

                                           lo que debas decir ya…

                                           ¡que el Más Allá vino acá

                                           al nacernos Dios aquí!

 

    Vemos que, desde un punto de vista estrictamente notarial, en ese “Venid, notario, dad fe…” hallamos el requerimiento al notario contemplado en el artículo 198 del Reglamento Notarial, requerimiento que reitera e insiste más adelante en otra estrofa cuando apremia el poeta-requirente al notario diciendo “…¡Danos fe, notario! Dí/lo que debas decir ya…”. Encuadraríamos este acta instada y solicitada dentro de las llamadas actas de presencia, que “acreditan la realidad o verdad del hecho que motiva su autorización”, a tenor de lo preceptuado en el artículo 199 del Reglamento Notarial. Bien es verdad que para todo ello hace falta los ojos de la fe. Fe, que en palabras de Benedicto XVI “se propone pero no se impone”. Fe que es la principal de las virtudes teologales y que consiste en la respuesta del ser humano al Dios que se revela y se hace hombre por amor.

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   Para finalizar, y puesto que hablamos de Federico Muelas, recordaremos es el protagonista de una célebre anécdota, nombrada y renombrada en diversos círculos literarios. Federico Muelas escribió y publicó muchos escritos, pero dijo más cosas con su palabra y su verbo que con la pluma (llegó a ser pregonero de “su” Semana Santa de Cuenca en una decena de ocasiones), solicitándose su presencia en todos los rincones de España para dar conferencias y participar en certámenes literarios, juegos florales, pregones, etc. Dotado de una especial facilidad para hablar, era vehemente y apasionado, pulcro en el lenguaje, de verbo cálido y enardecido, especialmente cuando de villancicos se trataba o también si el tema lo era el misterio de la Navidad. Tal era el ardor y pasión que imprimía en su palabra que se olvidaba del tiempo…y del reloj. Se cuenta que un año tuvo lugar el pregón de Navidad en la madrileña iglesia de la Encarnación, un día de Nochebuena siendo la hora señalada para el comienzo del pregón las 19:30. Empezó a la hora previamente anunciada el pregón, finalizando cuando a punto estaba de empezar en esa misma iglesia la tradicional Misa del Gallo; pues bien, poco después y en ambientes de la bohemia literaria del Madrid de la época empezó a circular –extendiéndose con rapidez por toda España- un epigrama anónimo que así decía:

                                                 “El pregón de Navidad

                                                 lo da Federico Muelas.

                                                 Cuando termina el pregón

                                                 las pastoras son abuelas”.

Nota: el cuadro de cabecera es “La adoración de los Pastores.” (1668), de Bartolomé Esteban Murillo. Museo de Bellas Artes de Sevilla

Enlaces:

Federico Muelas en Wikipedia

Los cuentos de Navidad de Federico Muelas

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