JOAQUÍN ZEJALBO MARTÍN
De su compañero de despacho Emilio García Peña
El 30 de mayo de este año, una llamada de teléfono me dejó paralizado, parálisis a la que siguió una sensación de horror a medida que se iban confirmando las dudas que en la llamada anterior (de Antonio Palacios, Registrador de la Propiedad de Lucena) habían quedado en el aire. Me acababan de comunicar la inesperada muerte, en accidente de tráfico, de Joaquín Zejalbo Martín, mi compañero de despacho, que lo ha sido durante veintiún años, en Lucena, con el que había hablado telefónicamente un momento antes, pues me llamó comunicándome que tardaría en llegar al despacho. Nadie sabía que nunca habría de llegar.
Siempre recordaré sus amplios y profundos conocimientos jurídicos, fruto de sus constantes estudios de los que, con la generosidad que lo caracterizaba, me hacía partícipe cada vez que le planteaba una consulta, si es que no se había adelantado ya a informarme.
También era docto en temas totalmente ajenos al derecho. Experto en genealogía, historia, literatura.
Era admirable su memoria, ya que, sin dudarlo, acertaba en su respuesta o sabía qué sentencia, Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado, o monografía había que consultar.
En estos años hemos fraguado una relación casi fraternal. Relación basada en el escrupuloso mantenimiento del respeto a la intimidad de cada uno. Aún sigo anonadado, desolado. Todavía no soy plenamente consciente de que se ha ido para siempre, de que no volveré a verlo y me sorprendo pensando: «le voy a decir a Joaquín…»
Ha sido un inmejorable compañero. Lo echo y lo echaré de menos hasta límites inexplicables.
Era un hombre bueno, alegre. Era un hombre feliz, no necesitaba nada más de lo que tenía. Era feliz comiendo; La batalla de la dieta no la pudo ganar. Cada inicio de semana era inicio de dieta y fin de dieta. En lo único en lo que se engañaba a sí mismo era en la dieta. Era fuerte hasta lo escandaloso. Cuando entraba y salía de la Notaría, a la legua se sabía que era él por la potencia que imprimía a los actos de apertura y cierre de las puertas. Cuando entraba en mi despacho, cualquiera que fuera el momento y el motivo que le llevara allí, la puerta quedaba “temblando” por la fuerza que imprimía a un acto tan sencillo. Joaquín, que dejas la puerta “temblando”, le reconvenía yo. Era igual, diez minutos más tarde la puerta volvía a temblar con el ímpetu de su acción.
Era un hombre física y anímicamente fuerte. Recientemente superó una enfermedad que a muchos de nosotros nos habría postrado en cama y en posterior reposo. Yo me permití, en contra de nuestras costumbres, darle algunos consejos para afrontar la enfermedad conciliándola con su vida habitual. No me hizo ningún caso. Él pudo con esa enfermedad. La superó. Nos dejaba asombrados viéndole andar por Lucena con las muletas en la mano, colgando, sin apoyarlas en el suelo, y con varias bolsas con libros, documentos, fotocopias… Y lo superó. Le advertí de que se estaba jugando el físico. A la menor reconvención por mi parte respondía con una estruendosa carcajada. No solo era tremendamente impetuoso en su relación con las puertas, lo era también en sus explosivas carcajadas.
Era una persona rodeada por todas partes de libros, fotocopias, legajos. Un amigo común me dijo que nunca había dormido en una biblioteca hasta que lo hizo en el domicilio de Joaquín. Pues, aunque realmente durmió en una alcoba, con tanto libro encima y debajo de mesas y sillas parecía más una biblioteca. Yo le decía a Joaquín que era el rey del diseño de muebles, puesto que había convertido todas y cada una, (y cuando digo todas SON TODAS) de las sillas de su despacho en estanterías en las que no reposaban personas sino montones de libros y fotocopias.
Pese al aparente desorden, él sabía donde estaba todo lo que se encontraba en estanterías y sillas. Lo que voy a decir es un clásico, pero DOY FE de que Joaquín sabía perfectamente dónde se encontraba cualquier documento (original o copia) cualquier monografía, cualquier comentario al que se estuviera aludiendo.
Me he quedado tremendamente dolorido. Cada mes me pedía que le revisara el informe fiscal de notariosyregistradores.com. antes de remitirlo, y tengo que decir que disfruté mucho con esa lectura, (a veces difícil y larga) y con los comentarios que hacíamos antes de remitirlos al bueno de José Félix. Cuando el ego de Joaquín se desbordaba ante cualquier indicación que yo le hacía, terminaba diciendo, “ha sido un copia y pega, yo no tengo la culpa…” Así todos los meses. Os confieso algo que nunca he revelado, se trata de los signos de puntuación, comas y puntos, signos que, y así se lo decía yo, sacaba Joaquin a pasear dentro de una bolsa y esparcía con un criterio muy “suyo”. Finalmente, y de eso hace ya mucho tiempo, decidimos que las comas y los puntos yo no los vería y me limitaría a revisar el resto del informe. Así lo he venido haciendo. Los signos de puntuación no los he visto (ni en los informes fiscales ni en cualesquiera otros trabajos que me pedía revisar) desde hace mucho tiempo, pero seguro que él tenía razón y están bien “esparcidos”. Invito al lector a que haga su propio análisis, si así lo desea.
Joaquín con mucha frecuencia se remitía a sus principios como paradigma de su paso por la vida.
Son muchas las muestras de condolencia que me han llegado. En Lucena se ha hecho querer, era conocido y aceptado como buena gente y excelente profesional, por la generalidad de los lucentinos. Jamás distinguió a nadie por su situación social. El actual alcalde de Lucena me dijo, abrazándome, que no tema que el recuerdo de Joaquín me hará daño, sino que cada vez que recuerde a Joaquín, su recuerdo me hará más fuerte. Espero que así sea. Desde el privilegiado lugar en el que ahora se encuentra nos cuidará.
ALGUNOS ARTÍCULOS DE JOAQUÍN ZEJALBO
INFORME PÓSTUMO DE JOAQUÍN ZEJALBO
ARTÍCULO DE JOSÉ FÉLIX MERINO EN LA REVISTA DE DERECHO CIVIL
CONCESIÓN A JOAQUÍN ZEJALBO DE LA CRUZ DE SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT
SU ÚLTIMO ARTÍCULO: BASE IMPONIBLE POR CAMBIO DE USO
OBLIGADO AL PAGO GASTOS DE HIPOTECA
ARTÍCULO DE ANTONIO PALACIOS, REGISTRADOR DE LUCENA
CARTA MANUSCRITA DE VÍCTOR GARRIDO DE PALMA
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Muchas Gracias, Emilio! No solo por tus palabras de recuerdo, y no solo por releerte los borradores de los informes de Joaquín! Gracias también por haber sido su fiel compañero de despacho, que seguro que le permitió también sacar tiempo para regalarnos a todos sus magníficos estudios. Gracias, a ti también, Emilio! Y Joaquin, te mando un saludo desde el Pirineo! Albert Capell
Gracias Emilio, yo era uno de los muy buenos amigos y compañeros de Joaquín, le consultaba temas fiscales continuamente, y sentí, como todos, que en NYR era uno de los puntales definitivos, en especial en los temas fiscales. Era muy amable, a veces demasiado por la «lata» que le dábamos, y ¡eso si! era exhaustivo y hasta nos llamaba varias veces sobre el mismo tema. Un fuerte abrazo. Jorge López