QUERIDA CONSTITUCIÓN
ÁLVARO JOSÉ MARTÍN MARTÍN
Querida Constitución:
te escribo esta carta para felicitarte hoy, 6 de diciembre de 2018, en que cumples cuarenta años.
Parece que fue ayer cuando te votamos con tanta esperanza, con tanta ilusión.
No era la primera vez que se abrían las urnas. Pero en el 76 se trataba de decidir lo que no queríamos seguir siendo. Y en el 77 cada uno votó a los suyos. Qué tiempos aquellos. Quienes tuvimos la suerte de vivirlos siempre llevaremos en el corazón la emoción del primer mitin, con Vista Alegre abarrotada, las primeras elecciones, Madrid otra vez lleno de carteles, de panfletos, de banderas viejas y nuevas.
Pero en el 78 era distinto. Ahora se trataba de decidir, todos juntos, lo que queríamos ser.
Recuerdo tantos borradores (en la Complutense, junio de 1978, los alumnos de Ruiz Giménez y Peces Barba nos examinamos del que publicó EL PAÍS, nuestro periódico) mientras en los patios de manzana sonaba la murga “Los Currelantes”.
Hubo que hacer muchos equilibrios, consensuar los del norte con los del sur, los de derechas con los de izquierdas, los ricos con los pobres, pero a mí siempre me ha parecido que lo esencial fue que se consiguió un pacto entre las tres generaciones.
Nuestros abuelos y nuestras abuelas que habían vivido el horror de la guerra civil y de lo que había pasado antes y de lo que pasó inmediatamente después pensaron en sus hijos y en nosotros, en que valía la pena enterrar todo lo que hubiera que enterrar para que hubiera un futuro.
Nuestros padres y nuestras madres, que no habían tenido parte en el desastre pero sufrieron todas sus consecuencias pensaron también en nosotros, en no ceder a la tentación de oponerse, por egoísmo o por miedo, a unas libertades que a ellos, en muchos aspectos, les llegaban tarde.
Y nosotros tuvimos claro en todo momento que no había ninguna razón para que un joven español no disfrutara de los mismos derechos que un joven europeo, sin más esperas, inmediatamente.
Y, por fin, hace hoy cuarenta años, el referéndum. Uno de verdad.
Salió que sí, por goleada, y empezamos a vivir con dignidad jurídica todos.
Tuvimos líos después. Cantaba temas a Enrique Fontes en Costanilla al mismo tiempo que Tejero la liaba casi al lado. Pero el Rey Juan Carlos sostuvo el andamio. Y una tarde del verano del 82, mi promoción celebraba que ya éramos registradores y Rosario y yo no sabíamos qué hacer, si ir a ver a los Rolling en el Manzanares o a Plácido en la Ciudad Universitaria, gratis total y con Tierno de alcalde. Realmente mereció la pena.
En fin. Muchas gracias. Y que cumplas muchos más.
Álvaro Martín
De Eugenio Rodríguez Cepeda:
Estos días se comenta profusamente en los medios todo lo referido al cuadragésimo aniversario de nuestra Constitución, la de 1978. Hasta la revista Registradores de España se hace eco de la efeméride con un número monográfico muy bien elaborado.
Ahora bien, me gustaría hacer una precisión. Desde el rigor jurídico, la Constitución no cumplió ayer cuarenta años. El 6 de diciembre de 1978 tuvo lugar el referéndum en virtud del cual su texto definitivo obtuvo un mayoritario respaldo de los españoles. Sin embargo, la Constitución no entraría en vigor hasta unos cuantos días después. Su disposición final determinó que entraría en vigor el día de su publicación en el boletín oficial del Estado. Dado que esta publicación se produjo el 29 de diciembre de 1978, habrá que esperar al próximo 29 de diciembre para afirmar que la Constitución tiene cuarenta años de vigencia.
Y ahora las anécdotas.
La primera es el comentario que entonces se hizo para explicar por qué, si había sido firmada por el rey Juan Carlos I el 27 de diciembre de 1978, no se publicó en el BOE al día siguiente sino dos días después. Lógicamente el comentario no tuvo –ni pudo tenerlo- carácter oficial. Se dijo que si la Constitución de 1812 fue denominada como “La Pepa” porque se promulgó un 19 de marzo (fiesta de San José), se corría el peligro de que esta de 1978 podría denominarse entre el pueblo como “La Inocentada” si veía la luz un 28 de diciembre (festividad de los Santos Inocentes). Para alejar este peligro se dejó pasar el día siguiente a la promulgación y no fue hasta el día 29 de diciembre cuando la Constitución de 27 de diciembre de 1978 fue publicada oficialmente.
La segunda es un dato cierto. Siempre la edición del boletín oficial del Estado –cuya cabecera llevaba el subtítulo de Gaceta de Madrid- se publicaba en lo que se llama “papel prensa”. Esto es, un tipo de papel reciclado, algo gris, que resulta barato y que admite nuevos reciclajes. Igual que los periódicos diarios. Sin embargo, el 29 de diciembre de 1978 la imprenta del boletín oficial del Estado tiró la casa por la ventana. Además de publicar la Constitución en número monográfico, en lengua española y también en las lenguas catalana, vasca y gallega, lo hizo utilizando no el papel prensa habitual sino un papel blanco. Lo que no recuerdo ahora es si aquel papel era de 80 o de 100 gramos/metro cuadrado. Recuerdo haber tenido en las manos un ejemplar de aquel boletín, pero no tuve el acierto de guardarlo como artículo de colección.