EL TESTAMENTO DE DON QUIJOTE
Entró el escribano con los demás y después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma Don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo: Item es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, porque ha habido entre él y mí, ciertas cuentas y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos ni se le pida cuenta alguna Item, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado della lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfacción que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido y más de veinte ducados para un vestido. Dejo por mis albaceas al Sr Cura y al Sr Bachiller Sansón Carrasco, que están presentes. Item, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiera casarse, se case con hombre de bien, de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías.. Item, suplico a los dichos albaceas que si la buena suerte les trajere a conocer al autor de la Segunda Parte de las Hazañas de Don quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuna encarecidamente ser pueda, o perdone la ocasión que sin yo pensarlo le dí, de haber para escribirlos Cerró el testamento y tomándole un desmayo, se tendió cuan de largo a largo, en la cama y en tres días vivió después del testamento Andaba la casa alborotada, pero comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar es algo que borra o templa en el heredero la memoria de la pena. Finalmente Don Quijote, entre las compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir, se murió.
(Enviado por Jorge López Navarro, Notario de Alicante).
Visita nº desde el 6 de febrero de 2006
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