Se están haciendo públicos los ERES y los despidos de las organizaciones sociales, políticas y sindicales que están liderando las protestas por los recortes sociales en nuestro país. Hace unos días, por ejemplo, se ha publicado que el principal partido de la oposición y uno de los motores de esta reivindicación social, ha escogido a la empresa KPMG para gestionar un ERE que afectará a un porcentaje importante de sus trabajadores. Todo ello con la aprobación de su dirección. Se justifica por el gran descenso de ingresos del partido desde la disminución de su representación en las últimas elecciones locales y generales y la reducción de las subvenciones del Estado. Todo ha hecho que sus ingresos hayan disminuido entre un 36/40% y por ello, se estima que el ERE afectará, al menos, a un tercio de sus trabajadores. Pero esta situación se ha generalizado extendiéndose entre el resto de organizaciones sindicales, partidos políticos, organizaciones sociales y empresas de la información, que comparten esta misma posición crítica. Por ejemplo, en relación a Comisiones Obreras y UGT, ya en el 2011 habían despedido a varios cientos de trabajadores. Pero este año, después de los recortes de las subvenciones y el incremento de paro y la correspondiente merma de afiliados en activo, los despidos se han ampliado en todas las comunidades autónomas y hasta en las sedes centrales. De esta reducción no se han escapado el resto de sindicatos, aquí en Cataluña se acaba de publicar que el tercer sindicato, USOC, ha presentado un ERE temporal. Tampoco los medios más críticos con los recortes, se han salvado: La misma empresa que lleva el ERE del PSOE, está dirigiendo otro que afectará a miles de trabajadores del grupo PRISA, con la oposición frontal de los principales sindicatos. Si escuchamos los razonamientos de los dirigentes de las organizaciones que están aprobando y ejecutando los recortes, estos están plenamente justificados, por ejemplo, los de Esquerra Republicana, en un artículo publicado en el PERIÓDICO del Grupo Z (que también está despidiendo periodistas) lo justifican por la fuerte caída de ingresos desde su salida de El argumento tiene la misma lógica que la de los empresarios y las instituciones que dirigen los de la oposición, que se han visto obligados a reducir gastos cuando se produce una merma importante de ingresos. Y es el mismo comportamiento que, como comentamos en el artículo anterior, seguiría una familia responsable cuando se reduce la renta familiar: o gastan menos sus miembros o trabajan más para incrementar los recursos y mantener el nivel de vida anterior. Sin embargo, las empresas en manos de particulares han demostrado una capacidad de reacción estos últimos años, intentando ampliar su actividad a nuevos productos y mercados para mantener la facturación y la viabilidad de sus empresas y el mayor número de trabajadores .Una actitud más progresista socialmente que los anteriores. Lo que demuestra que muchos dirigentes sociales, políticos y sindicales están más capacitados para dirigir los asuntos de Este proceso genera unas cuantas preguntas que les pueden ser incómodas: ¿Que régimen laboral están utilizando, el anterior constitucional o el que han declarado reaccionario y anticonstitucional? ¿Cuantos días ofrecerán a los trabajadores al despedirles de sus organizaciones? ¿ Qué planes alternativos aprobaron para evitar tan traumática experiencia social? Creo que, antes de que todo este proceso de recortes en casa se vaya difundiendo entre la ciudadanía y para no perder toda credibilidad, deberían comparecer ante la opinión pública y demostrar que no son como los otros a la hora de despedir a sus trabajadores y que han hecho lo imposible para mantener sus plantillas. Lo que ha puesto de manifiesto esta profunda crisis es que la sociedad y, con ella, gran número de dirigentes políticos y sociales, han olvidado, de una manera suicida, principios económicos básicos para asegurar un futuro de prosperidad. En primer lugar, que la economía es la base de los derechos sociales como lo es, para la familia, la renta salarial o empresarial. Por lo tanto ha de tener una atención preferente en las preocupaciones de los gestores públicos. Para tener un alto nivel de vida un país, su economía ha de tener un nivel de competitividad similar. Es el éxito de los productos nacionales en los mercados lo que determina la renta y el trabajo de sus habitantes y la calidad de su estado del bienestar. La gestión pública de nuestra economía, dada la globalización y la pérdida de soberanía monetaria, ha de funcionar como la de una empresa. Ha de estar continuamente ajustando la producción y los costes a la evolución de los mercados. Cualquier pérdida de competitividad se acaba pagando con una reducción del tejido empresarial, del empleo y de los ingresos públicos. En la anterior crisis, la pérdida de competitividad fue corregida con sucesivas devaluaciones a partir de septiembre de 1992 y en ésta, con reducciones de costes y de renta de los ciudadanos en proporción parecida. Toda política de crecimiento y estímulo dentro de En cuanto al paro, sólo lo puede solucionar la afloración de nuevos emprendedores ya que los anteriores, en un momento de depresión, tienen su capacidad productiva infrautilizada y necesitarían largos períodos de crecimiento para plantearse la ampliación de sus plantillas. El papel principal para la creación de trabajo ha quedado reservado al sector productivo ya que los grandes motores de la década anterior, el sector inmobiliario y el público, ya no pueden cumplir esta función. Y este sector requiere trabajadores cualificados por lo que ha de mejorar el sistema educativo cuyos rendimientos deberán acercarse a los países de mejor nota, que son y no casualmente, los de mayor nivel de vida. Como para crear empleo antes ha de haber empresas, para que la producción de nuevos emprendedores sea abundante y constante hace falta un conjunto de condiciones que tienen que coincidir a la vez: un clima social y político favorable, una financiación suficiente, un sistema legal que potencie la actividad económica acompañado con un régimen fiscal incentivador, un sistema laboral que ofrezca contratos en agilidad y coste que sea aceptados por los nuevos empresarios... Lo que es asombroso es que, después de décadas en que el desempleo ha sido una de las principales preocupaciones de la sociedad, todavía hoy no hayamos aprendido las condiciones para la creación de empleo (ver nuestro artículo sobre “Como solucionar el problema del paro” cuya 1ª edición data de 7 de marzo de 1988) y continúen pontificando sobre él personas que han demostrado, sobradamente, su incompetencia para encontrar una solución al mismo. Y si queremos que se instalen empresas internacionales y no se nos vayan las nuestras, ofrecerles un marco legal competitivo en todas sus facetas (hasta en la imposición personal) y común, adaptado a los principios de Y finalmente volver a recuperar el consejo tradicional que hemos olvidado estos últimos años, el de que “para ir bien en la vida has de gastar menos de lo que ganas”. El otro día le decía a un amigo que este país cambiaría totalmente si sus ciudadanos tuvieran en la cabeza un principio básico: el de que si queremos tener el nivel de vida y los servicios públicos de los finlandeses o alemanes tendremos que estudiar y trabajar como ellos, aunque afortunadamente, no en la misma línea de productos. Vilafranca del Penedès, 22 de mayo de 2012 Daniel Iborra Fort Notario y analista de inversiones.
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