|
Y la verdad es que decidir no parece tan difícil: si el dinero del rescate se recibe a precio muy inferior al que supone la financiación en los Mercados, no parece existir ninguna razón lógica para no aceptarlo, así de fácil. Si a pesar de todo nuestro Gobierno sigue dudando, lo menos que se le puede pedir es que nos explique claramente el por qué de sus dudas. Es un ejemplo más del divorcio entre la sociedad real y nuestros políticos. Y por favor que no nos hablen de que pedir el rescate implica pérdida de Soberanía, el hecho de pedir el rescate supone una pérdida de poder, que es algo muy diferente, el poder lo tienen ellos, los políticos, la Soberanía la tenemos todos y sus limitaciones nacen del hecho de la incardinación de nuestro país en un proyecto supranacional de Unión Europea que finalmente acabará engulléndola por completo, pero, ahora, seremos igual de soberanos con rescate o sin él, si bien, con rescate, los de arriba mandarán menos y esa perspectiva no les gusta nada, aunque cada vez seamos más los que pensemos que lo mejor del rescate sería precisamente la inevitable consecuencia de reducción de poder de nuestros gobernantes y, sobre todo, la necesaria reducción de su número. Probablemente España funcionaría mejor si los que mandan fueran la décima parte de los que son ahora. Todos los empresarios sensatos de este país, que son los pocos que van quedando, ya que la única ventaja de una crisis es que sobreviven los mejores, han tenido o están teniendo que llevar a cabo un ajuste de caballo para subsistir que ha requerido y aún necesita una gran financiación y, quien se la presta, exige garantías no sólo de solvencia, sino, principalmente de rentabilidad futura derivada de una gestión, correcta y austera y de un control del gasto que elimine todo lo superfluo, gestión que procurará controlar y vigilar el prestamista por la cuenta que le trae. Y no se quejan esos empresarios de pérdida de libertad de decisión, agradecen el préstamo y, generalmente, también los consejos del prestamista, entre otras cosas porque les suponen una auditoria gratuita. Pues bien, el Estado no es sino una gran empresa de la que el Gobierno es el Consejo de Administración, y, hasta ahora, lo más brillante que ha ideado para resolver el desfase entre sus ingresos y sus gastos, ha sido subir impuestos, que viene a ser como si un empresario tratase de cuadrar sus números subiendo los precios de sus productos, sin darse cuenta de que esa subida puede originar una disminución de ventas que redunde en una caída de los ingresos. Los empresarios, ante una disminución de ingresos suelen bajar los precios y reducir sus gastos no necesarios, aquí parece que eso, sobre todo lo segundo, no gusta demasiado. Y esa "prudente" indecisión, empresarialmente incomprensible, está ocasionando una falta de liquidez en el Sistema que agrava nuestros males, lastra cualquier recuperación y sólo produce el "beneficio" de la falta de fiscalización a nuestros dirigentes por parte de nuestros posibles prestamistas exteriores, cosa que, en el fondo, no nos vendría nada mal, sobre todo una vez que hemos aceptado que el Banco de España pase el bochorno de ver cómo se encarga a una empresa extranjera una auditoría general de la Banca española. Lo cierto es que sin una brutal inyección de liquidez vía rescate, continuaremos como ahora, con crecimientos negativos del PIB y con aumento del paro que generarán mucha más mora, con lo que se agravarán las actuales tensiones en nuestro Sistema Financiero, encaminándonos a conseguir un perfecto duopolio bancario. Aquí, dentro de poco, sólo quedarán dos bancos, el de España y el Banco malo, sumidero que puede tragarse a todos los demás. Joaquín Osuna Costa Agente de Cambio y Bolsa Notario Septiembre 2012
visitas desde el 27 de septiembre de 2012.
|
|
