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CONTROL Y PUBLICIDAD

  

José Manuel Calabrús de los Ríos, Abogado

 

  

No soy Notario ni Registrador, ni político ni economista.

Soy Abogado, hijo de Abogado, nieto y descendiente también de juristas.

Como Abogado, en mi todavía corta pero intensa actividad profesional, he llegado al convencimiento personal –ya lo decían otros- de que es mejor convenir, transigir y acordar que discutir y litigar, máxime ante unos Tribunales de Justicia, cuyos integrantes, por desgracia, han olvidado que constituyen un poder del Estado para convertirse en sucursales administrativas impartidoras de una especie de justicia social a la que llaman equidad.

En más de una ocasión, y refiriéndome fundamentalmente a resoluciones judiciales que ponían fin a disputas de Derecho privado, he comentado, unas veces con sorna y otras con sorpresa, que el Código Civil no merecía ser vilipendiado de esa manera.

A estas alturas de la película, no me gustaría tener que decir lo mismo de la Ley del Notariado y de la Ley Hipotecaria (que tanto monta) o, de modo general, de la normativa de desarrollo reguladora de ambas funciones y de quienes las ejercen (utilizo estos términos de modo deliberado).

¡Qué magnífico diseño el contenido en dichos cuerpos normativos! Un sistema de seguridad jurídica preventiva que, con siglo y medio de vida a sus espaldas pero con las pertinentes y convenientes reformas y actualizaciones, ha permitido un desarrollo económico y una paz social y jurídica sin precedentes. Sistema, por supuesto, perfectible, como todos.

Cuestiones terminológicas fútiles al margen (publicidad y control; principio de legalidad y efectos jurídicos), como usuario del sistema me preocupa tanto la finalidad como la lógica de un eventual cambio por el cambio.

Aunque en la trastienda normativa hay unos magníficos juristas con ideas preclaras, en última instancia la lógica del cambio no vendrá impuesta por criterios jurídicos –sean del signo corporativista que sean- sino por criterios políticos de eficiencia económica.

Y en esa hipótesis, evocando a D. Julio Burdiel, tal vez la teoría del caos aboque a otro sistema ordenado. Tal vez sí o tal vez no.

Por lo pronto, cuando uno acude a una Notaría ya no es para hacer lo que quiere sino lo que le dejan; cuidado con los límites a la autonomía privada provenientes de la iuspublificación del Derecho Civil, porque cada vez el margen de aquélla es menor.

Curiosos los tiempos que vivimos en que políticos y economistas deciden y cocinan la ensalada normativa que sufrimos.

Al final, perdemos todos.

  

   

DISCURSO JULIO BURDIEL SOBRE LA TEORÍA DEL CAOS JUECES LEGISLADORES

SECCIÓN OPINIÓN

ARTÍCULO DE ENRIQUE ROJAS ARTÍCULO JDR  

 

  visitas desde el 18 de mayo de 2013.

 

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